diumenge, 13 de juny del 2010

Cypriot way of life

Durante mi estancia en Chipre pude observar algunas características propias de la vida chipriota  (griegochipriota, para ser exactos) que más tarde corroborarían algunos autóctonos mismos. Dado que se trata de una cultura ciertamente desconocida en nuestro país, y que los chipriotas tienen un estilo de vida peculiar en muchos sentidos, me permito recopilar algunas de ellas, sin ánimo de ofender:

1. ¡Come todo lo que puedas y cuánto más, mejor! Esa es una de las reglas básicas del país. Aquí hay dos conceptos importantes que deben conocerse: las mezedes y el soublaki. Las mezedes consisten en varias especialidades presentadas en pequeños (o no tan pequeños) platos, normalmente a base de una crema o salsa con acompañamiento, que se comen con pan de pita. Pero en realidad el término se refiere también a la forma de estructurar la comida:  ir a un restaurante y pedir mezedes a veces significa comer hasta más de veinte platos. Sí sí, veinte platos o más. No son raciones individuales, pues nadie puede engullir tanto, sino platos compartidos, pero repletos. El otro concepto, el soublaki, nos lleva a la segunda norma.

2. El buen chipriota tiene (al menos) una soubla en casa. Se trata del instrumento para hacer el soublaki. Es una mezcla entre barbacoa y máquina de pollos asados para cocinar la carne y luego colocarla en forma de pincho con acompañamiento o enrollarla en algo parecido a un kebab, pero sin salsa de yogurt (los que yo tomé). La fascinación por la soubla es algo generalizado, hasta el punto de llevarse la soubla a la playa y soltar ahí toda la humareda. 

3. No hay que tener prisa, pero sí mucha paciencia. Como buenos mediterráneos, el tiempo es relativo. Los horarios de autobuses, por ejemplo, es algo que se está implantando. Además, el calor de más de cuarenta en la sombra en verano hace que las actividades cotidianas se relajen, que todo tenga un ritmo más pausado (algo que veo lógico y normal, hasta cierto punto). 

4. Si no tienes coche, estás perdido. Como ya he dicho, los autobuses son una especie en peligro de extinción y las aceras, cuando las hay, no invitan a pasear. Eso sí, conduce sin preocuparte por los demás y las señales de tráfico, no hace falta que te las tomes al pie de la letra...

5. Si llevas moto, ¿para qué necesitas un casco? Lo más fuerte que he visto hasta ahora en cuanto a infracciones viales fue lo siguiente: en una autovía chipriota, un padre montado con sus dos hijos en una motocicleta más bien pequeña. Un niño sentado delante y el otro detrás. Ninguno llevaba casco. Las bolsas de la compra colgaban del manillar. El padre hablando por el móvil. Supera eso. 

6. Hay obsesión con la moda y los zapatos. Muchos chicos jóvenes siguen el estilo italiano/griego, eso es, gafas de sol por la noche, gomina en el pelo, polos rosa, zapatillas deportivas pero de marca. En cuanto a las chicas, últimos modelos de Zara y otras marcas internacionales (muchas españolas, por cierto), zapatos con taconazos y plataformas, bolsos a conjunto, ropa ajustada, incluso cuando las protuberancias del cuerpo piden algo no tan ceñido. Uñas y pelo a la perfección, bastantes colores. 

7. Obsesión con las bodas. La boda es el gran acontecimiento de toda chipriota. De hecho, dudo que muchas chicas se planteen la posibilidad de huir al matrimonio. El rito nupcial en sí es bastante complejo, dura más que los nuestros, hay los más invitados posibles, se come lo más posible y un largo etcétera. Fue en Chipre donde vi la primera tienda (de tamaño más que considerable) especializada en alianzas nupciales. Solo y exclusivamente, de todos los tipos, formas y colores. Y precios. 
 
8. Una ciudad a cuarenta quilómetros de distancia está MUY lejos. Supongo que el hecho de vivir en una isla distorsiona bastante el concepto de proximidad/lejanía.

Obviamente, estas características no son ni mucho menos exhaustivas ni generales, pero creo que describen bastante bien la mentalidad de estos isleños. Tendrán sus pros y sus contras, pero me gustan.

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